Hay momentos de la vida en los que uno tiene que crecer, dejar atrás todo porque eso a lo que llamamos "infancia"
tiene que morir y con ella todo lo que alguna vez fuimos nosotros mismos. Cuando crecemos nos vamos olvidando
de todo lo que vivimos dejamos dormidas las fantasías para, seguramente, nunca despertarlas. Cuando crecemos le
damos la espalda a todos los cuentos de hadas y princesas para darnos cuenta de que son simples hojas de papel que
podemos romper, tirar o quemar.
Cuando decidimos mirar atrás nos damos cuenta de lo felices que fuimos pero, lamentablemente eso no va a volver.